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Buenos días, en primer lugar, me gustaría agradecer a ARTECHMEDIA la invitación que nos hace para participar en este Congreso Europeo. Mi nombre es Miguel Jaque, y soy director gerente de CENATIC, una Fundación Pública Estatal con un nombre muy largo [Centro Nacional de Referencia de Aplicación de las TIC basadas en Fuentes Abiertas] y que voy a presentar en unos minutos. CENATIC es el único proyecto estratégico del Gobierno de España para promocionar y difundir el software libre, creada por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, y la Junta de Extremadura, y que cuenta ya en su Patronato con los gobiernos autonómicos de Andalucía, Asturias, Aragón, Cantabria, Catalunya, País Vasco e Illes Balears, además de las empresas tecnológicas Telefónica, Bull, Atos Origin y Grupo de Empresas Públicas de Extremadura, Gpex.

La amplitud y heterogeneidad de este Patronato muestra una clara apuesta por el software libre [término que consideramos sinónimo al de fuentes abiertas], tanto en el gobierno central, como en los gobiernos autonómicos y muchas empresas. La razón de que estemos aquí es por que estamos convencidos de la necesidad de trabajar por la creación de estrategias que contribuyan al desarrollo de la sociedad del conocimiento basada en la cooperación y en la creación de conocimiento en comunidad. Se trata de un modelo en el que creemos, y del que conocemos de su eficacia, pues ese es en esencia el modelo de desarrollo del software libre, frente al modelo centrado sólo en la competición.

Un modelo diferente, con reglas diferentes y específicas para desarrollar proyectos, que nos aportan una forma distinta de enfrentarnos a los retos que tenemos planteados. No es un modelo exclusivista, y efectivamente, hay otros modelos y estrategias, pero existen ya experiencias que nos invitan a pensar que es el adecuado, y si estamos en la búsqueda de modelos, las administraciones públicas tenemos que apoyar los modelos que consideramos tienen más viabilidad de éxito.

Hoy estamos todos y todas aquí porque Internet nos ha cambiado la vida, las tecnologías de la información y de la comunicación se han desarrollado tanto que nos han cambiado la forma en que vivimos, en la que competimos, en la que hacemos negocio, en la que nos conocemos, y en la que colaboramos. Y tenemos que enfrentarnos a este tremendo cambio tratando de aprender de las experiencias de cambio del pasado, aprovechando aquello que pueda sernos de utilidad.

El primer cambio en este sentido fue la comunicación; cuando nos pusimos a hablar, cuando desarrollamos un lenguaje que nos ayuda a desarrollarnos como seres humanos, y pasamos de cazar gacelas en solitario, a trazar estrategias para cazar mamuts en grupo gracias a esa comunicación. Esto nos pilla muy lejos, pero lo cierto es que las tribus que no contaban con esta comunicación y siguieron desarrollando acciones de caza en solitario desaparecieron. Luego vino la escritura, gracias a la cuál la sociedad babilónica pudo desarrollar la agricultura y la ganadería, pasando conocimientos de una generación a otras. Sin embargo, las sociedades que no desarrollaron agricultura y ganadería no se conocen, simplemente porque no sobrevivieron.

Esto es darwinismo social; si no te adaptas desapareces. Ha ocurrido con la imprenta, ha ocurrido con el teléfono, ha ocurrido con la radio, y ocurrirá con la televisión y con internet, aunque aún nadie imagina cómo cambiará la sociedad para que esto ocurra. Internet nos ha cambiado la forma de comunicarnos; gracias a la Red nos comunicamos más, y la sociedad cuando se comunica, crea. Cada vez que dos sociedades han entrado en contacto, han mejorado sus líneas de comunicación, lo primero que hacen es guerrear, pero eso es sólo para equilibrar fuerzas, pero a partir de ahí se establecen relaciones de cooperación. Llegaron los romanos y nos dominaron por la fuerza, pero aprendimos muchas cosas con ellos y crecimos. Antes los fenicios, que trajeron sus mercancías y aprendimos a acuñar moneda, colaboramos con ellos y mejoramos culturalmente.

Lo que hoy vivimos es una tremenda revolución de colaboración, pues dentro de la naturaleza del ser humano está colaborar los unos con los otros, está echarnos una mano. Y sí, es posible que los primeros días nos demos de guantazos para ver quién tiene la cabeza más dura, pero a partir de ahí lo normal, lo natural, lo que tenemos en nuestro propio ser es colaborar con otros. Por eso, los modelos que se oponen a esta colaboración suelen terminar en fracaso.

Cuando nosotros nacimos no había internet, en la escuela nada de nada, y al menos cuando yo me formé en la universidad, Internet lo usaba un laboratorio y de milagro. ¿Qué había en los años ochenta, en los años noventa, en el sector de las tecnologías de la información y de la comunicación? Pues había un modelo que seguía principios cerrados, privativos, de grandes corporaciones, grandes fabricantes de hardware y de software que ofrecían sus productos bajo licencias restrictivas de uso a sus clientes, y que limitaban el uso que se podía hacer de ellos. Eran las reglas del mercado, era lo que se llevaba: comprabas licencias para tantos o cuantos ordenadores, comprabas licencias para estos o aquellos sistemas operativos, pero no para más. Una licencia por ordenador, y sólo podías hacer con el software lo que la licencia te permitía, que no era mucho.

Pero en 1991, un estudiante aislado y perdido en Finlandia (debía hacer mucho frío), decidió construir un programa y en lugar de otorgarle una de esas licencias restrictivas y ofrecer derechos de uso limitados, lo compartió en internet, lo hizo público, lo puso a disposición de otros programadores y cedió los derechos de explotación. Oye, ahí está, cógelo, úsalo sin límite, distribúyelo, mejóralo..., y gracias a internet y a esa capacidad de comunicación global, programadores de todo el mundo mejoraron un poquito, aportaron algo, lo utilizaron para una cosa diferente de para aquello que se había pensado... Hoy ese programa es Linux, el origen del software libre, y gracias a su creador Linux Torvalds, es imposible navegar por una página de internet sin pasar por un elemento de software libre, sea porque uses un navegador libre como Firefox, Opera, Google Crome..., un sistema operativo libre como Ubuntu, Linux..., un driver de comunicaciones, o un router de tu empresa proveedora de ADSL, o una máquina de enrutamiento, de almacenamiento o un servidor Wow...

En definitiva, usando internet, como en buena parte de los aparatos que utilizamos en nuestra vida diaria, estamos utilizando el fruto de un modelo de colaboración que ha creado un negocio que es prácticamente invisible, pero inmenso. Las transacciones bancarias, utilizan software libre, tu televisor utiliza software libre, el sistema ABS de tu coche utiliza software libre... Es la conversión de una idea en una realidad económica basándose en un modelo de desarrollo colaborativo.

Y esto no es sólo una realidad de unos pocos. Este año hemos estado presentes en Portland, Oregón (EE.UU.) en la Open Source Convention donde miles de personas acuden para compartir conocimientos y experiencias de software libre, para identificar nuevas tendencias, y por supuesto, para hacer negocios. Pero, ¿de qué empresas estamos hablando?, pues las tecnológicas más importantes del mundo, como son Intel, Oracle, Nokia, Microsoft... No hay empresa tecnológica en el mundo que no esté desarrollando su estrategia basada en software libre, y la razón es sencilla: existe negocio, un negocio inmenso acompañado por una tendencia social a optar por proyectos colaborativos.

Que necesito un procesador de textos o una base de datos, me la bajo gratis desde openoffice.com, que necesito un sistema operativo, pues me voy a ubuntu.com y me lo bajo gratis, o comparto el de un amigo. Sí, compartir, copiar, gratis y bajar juntas, y encima de forma legal. Habitualmente, es un peligro hablar de descargas, de gratis, de bajarse de internet, de compartir programas de software, pero no en el caso del software libre. El software libre es 100% legal, y además, es gracias a este modelo colaborativo, no implica pérdida de puestos de trabajo, ni pérdida de ingresos, ni perdida de producto interior bruto, ni más crisis, ni más déficit...

Este modelo de negocio genera una enorme riqueza gracias a la cooperación, el desarrollo compartido, el código abierto, la copia legal... Es una forma de ganar cuota de mercado, de promocionar otros productos, de vender tecnología relacionada, o formación, o estrategia y consultoría. Y cuando hablamos de tecnología, al final también estamos hablando de generación de conocimiento; al fin y al cabo, un trozo de software es un trozo de conocimiento, cierto que muy comprimido, muy enlatado, pero de lo que hablamos cuando pensamos en una aplicación informática es de conocimiento.

Por eso, desde CENATIC queremos aportar este modelo abierto, introduciendo en este debate palabras como abierto, colaboración, cooperación, libertad... para apostar por un modelo que va a favor de nuestra propia naturaleza humana y de los valores de nuestra cultura. Pero, ¿cómo podríamos hacerlo?. El modelo de software libre tiene cuatro elementos muy sencillos denominados "las cuatro libertades del software libre".

- Libertad para usar el programa para cualquier propósito y sin restricciones [libertad 0].
- Libertad para estudiar cómo funciona el programa y adaptarlo a tus necesidades, para lo que es necesario disponer del código fuente [(libertad 1].
- Libertad para distribuir copias [libertad 2].
- Libertad para mejorar el programa y hacer públicas las mejoras. [libertad 3].

En definitiva, que el conocimiento contenido en el software libre cuando te lo entregan te ofrece estas libertades, que te permiten como usuario utilizarlo sin ninguna restricción donde quieras, sin tener que pedir permiso, y sin tener que pagar licencias adicionales. Además, lo puedes modificar, puedes contribuir a mejorarlo, adaptarlo, o desarrollarlo. De hecho, esto permite que aplicaciones desarrolladas en castellano se puedan pasar al catalán, italiano, gallego, o al revés. Eso significa que tienes acceso a la fuente del conocimiento, que en el caso del software es tener acceso al código fuente, a fin de mejorarlo, contribuir al desarrollo, y por supuesto, compartir este conocimiento con otros libremente, hacer las copias que necesites, dejárselo a tu vecino, y finalmente publicarlo y distribuirlo sin restricciones.

Un modelo, insisto, con el que se puede hacer negocio, y de hecho, ya se está haciendo negocio. Los datos indican que en España en este año de crisis las empresas del sector tecnológico han caído un 9%, y sin embargo, según ASOLIF, la Federación Española de Empresas de Software Libre, sus empresas crecieron un 11%. Como ocurre en todas las revoluciones, cuando estás dentro del modelo los cambios te parecen demasiado lentos, pero no nos damos cuenta de que en realidad está cambiando el modelo de desarrollo que teníamos hace tan sólo 5 ó 10 años, y que lo que antes había ya no sirve. Todas las empresas tecnológicas saben que el modelo está cambiando, saben que ahora hay que competir con la mirada puesta en la calidad, en los servicios, en la cooperación y en los modelos libres de creación de conocimiento.

Tal vez en el ámbito de los contenidos digitales pueda hacerse de forma diferente, pero de los muchos modelos existentes, desde CENATIC os proponemos el modelo de desarrollo en comunidad que caracteriza al software libre, conscientes de que funciona, y de que es futuro hecho presente. Muchas gracias.